No pude estar en Núñez, así que aproveché las ventajas del Fútbol para todos y vi el clásico en casa con la campera colgada en el respaldo de la silla y la entrada del show Hamacas al Río en la billetera. Ni bien terminó el partido salí corriendo, sin pensar mucho, para llegar al show a horario. Todavía estaba procesando la victoria cuando en el taxi al que me subo sonaban Los Redondos con “Ji,ji,ji”. Ahí caí en la cuenta que yo tenía más ganas de estar haciendo pogo con el “negro” Maidana, que de ir a ver cualquier recital. Dos cosas fueron las que me devolvieron el espíritu melómano: en primer lugar transformé en mi cabeza a los Hamacas al Río en Hamacas al River por un rato, y en segundo lugar, es imposible pisar Studio Samsung sin ser invadido por una enorme sed de música.
Ya en clima me senté a esperar la presentación de “Al final, el parque”, el tercer trabajo de Hamacas al Río, de reciente edición y producido por Tweety Gonzalez. Y después de un inicio que recorrió dos tramos diferentes de su carrera (“El viaje” de su primer trabajo, y “Un pequeño relato” del EP digital de 2008), Hamacas comenzó a repasar lo nuevo, con “En el aire”, canción que abre el disco. La escenografía dejaba ver unas ramas cayendo a ambos lados de la banda y que le entregaban al escenario un espíritu agreste a tono con el nombre del CD. El segundo tema fue “Irreal” y en él aparece una de las características que amplían el universo de la banda a partir de esta nueva etapa. La canción es dócil y fresca al oído, no incluye teclados (el acordeón en el disco estuvo ausente anoche), lo cual es una novedad mayúscula, y destila un espíritu optimista no muy habitual en ellos (“Me sumerjo en la realidad y sin sentidos se van recuerdos, y todo empieza a ser un nuevo día”). El mayor mérito de “Al final, el parque” es precisamente que en su búsqueda de ampliar los horizontes musicales, las canciones no pierden la impronta característica de la banda, y eso consigue que quienes ya los conocemos adoptemos lo nuevo naturalmente, y que los nuevos oídos se arrimen las viejas melodías con facilidad.
La temática de las letras se sigue sosteniendo en miradas personales, muy confesionales en algunos casos, y por ese motivo abundan los “de mí”, “sobre mi” o “en mí” en la estructura de los versos. En lo estrictamente musical, “Otra forma” es, por su contundencia rítmica, la canción que más rompe con el esquema de Hamacas, y anoche tuvo que demorarse por un inconveniente en el disparo de las programaciones; pero la banda sorteó bien el inconveniente adelantando “Andar” en la lista. “Un nuevo amor” es un bolero que crece en intensidad y cuya interpretación Laura dedicó a su padre. La canción que da nombre al disco es una suave melodía que seduce en su lenta somnolencia, y “Seis soles” y “Suerte” son temas más fieles al estilo conocido. Apoyados por percusión, la ya estable segunda voz de Sol Fernandez y la eventual participación de Sebastián Expósito en guitarra acústica, Hamacas al Río sonó fiel al CD, la voz de Laura y los delicados arreglos que envuelven las canciones pudieron disfrutarse en toda su dimensión.
“Mitad de Junio” y “El mismo invierno” fueron otras de las canciones anteriores que se escucharon anoche y el show terminó con “Sin decir”, melodía contagiosa y perfecta en su estructura pop, que seguramente a la hora de repasar el 2010, estará entre las mejores del año. Los bises llegaron con “Te puede estar pasando”, que por sus colchones de teclados, es de los nuevos temas el que más remite a “Mitad de Junio”, después “Calmas” y la despedida repitió el final del disco con “Un sueño”, una canción suave que deriva en un crescendo que la deviene en intensa y que resultó un broche perfecto para el show. Con el espíritu ahora embargado por la cadencia musical de Hamacas al Río, el destino quiso que el taxi de vuelta me recibiera con una radio y la voz de Sinnead O’Connor diciéndome “Thank you for hearing me”, como para no cortar el clima absorbido en el Samsung. Una casualidad que a esa hora resultó más que bienvenida.
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