lunes, 29 de septiembre de 2008

Pepsi Music día 3 - Adam Green

Dos situaciones casuales y un empujón al espíritu, conspiraron para que me haya sacado el gusto de ver la primera presentación de Adam Green en Argentina: mi hija me cedió la entrada que le regalaron el día anterior (parece que había una para los primeros mil que llegaran) y el monumental queda a poco más de diez cuadras del club Ciudad; el empujón vino cuando a la salida del partido la lluvia no paraba, y yo no sabía qué hacer, y Sole me dijo: a mi edad no lo dudabas…Ante semejante desafío no me quedó opción, así que allí fui finalmente.
(Antes no puedo evitar hacer un comentario. Cuesta mucho creer que Gerlo juega al mismo deporte que Rosales o Maxi Morales. Ahora sí vuelvo a la música.)
Como se trata de un festival resumo lo que llegué a ver antes: el final de No Lo Soporto, los últimos dos o tres temas, Adicta (suenan prolijo, el pibe canta bien, buena escena), Leo García (al margen que no me guste para nada, qué necesidad tiene de cantar medio recital con una mano en el micrófono y la otra filmando al público?), y El otro yo, con un excelente show, bien festivalero, muy compacto, que cerró con “No me importa morir” con Miki Huidobro de Molotov al bajo.
Finalmente llegó el Sr. Green al escenario cuando la banda había empezado a tocar. Entró saltando, con una remera con flecos en los brazos y un histrionismo desbordante que no decayó en ningún momento. En un español bastante comprensible en la pronunciación, pero ilógico en la ilación, se presentó como Pipo Pescador (¿!!?!?), y le alcanzó para romper el hielo de un público que mayormente lo desconocía. Abrió con “Carolina” y “Be my man” y entregó un show parejo, contundente, que se fue ganando al público tema a tema, mientras su mirada extraviada (muy extraviada) observaba por encima del público vaya a saber adonde, su sonrisa esbozaba una expresión solo comprensible por él mismo, y su cuerpo no dejaba de moverse y sacudirse con cada canción; espasmos que solo interrumpía para buscar agua al final de cada tema (lo que probablemente resulte una buena explicación para todo lo anterior) Pero siempre mantuvo el dominio de la escena y esa estampa que lo convierte por momentos en un Morrison en versión glam, se sostuvo a lo largo de todo el set. Y eso sí, en ningún momento el neoyorquino perdió un ápice de su afinación, ese registro bajo que le valió la comparación con Scott Walker y que le permite pasearse entre varios estilos sin desentonar en ninguno. La banda (a la que presentó como payasos neoyorquinos) compuesta por bajo, batería, teclado y guitarra (a veces eléctrica, otra acústica) sonó ajustada, y la ausencia de vientos, cuerda y coros, probablemente hizo que el set list no incluya algunos temas de su último trabajo “Sixes and sevens”, que tiene un componente mucho más soul y que requieren de mayor instrumentación. Sin embargo no estuvieron ausentes “Cannot get sicker” y “Laeky frask” con una gran introducción a capella. Poco antes del final, Adam quedó solo con la guitarra acústica para hacer una versión de “Jessica”, el tema que dedicara con todo el sarcasmo del mundo a Jessica Simpson. A lo largo de casi una hora fueron pasando “Gemstones”, “Nat King Cole”, “Dance with me”, y casi al final una demoledora versión de “Crackhouse blues”. Terminó arrojándose al público en un final casi lógico para tanto derroche de energía.
Un show de antología que dejará marcas, que seguramente provocará un regreso, y que al final de festival quedará marcado como uno de los puntos más altos de la edición 2008. Espero que el regreso sea pronto y que toque en un lugar en donde se lo pueda apreciar mejor. Tal vez el show en La Trastienda de hoy (gratis, con entradas entregadas por el programa “Day Tripper” de Rock & Pop) pueda tener algo de eso. Pero el horario de las 16 hs me resulta imposible. Y ante las ironías acá si tengo respuesta: hija, a tu edad no trabajaba.

(Hasta ahí llegaba mi interés. Vi parte del show de Massacre antes de irme, pero yo había conseguido todo lo que había ido a buscar. Así que nada puedo decir de Dante y de Babasónicos. En otra situación hubiese ido a ver a Proyecto Verona al tercer escenario, pero había que atravesar un mar de barro que me hubiese dado ganas de inciar un Woodstock que los producidos fans de Babasonicos que iban llegando hubiesen seguramente rechazado con vehemencia)

jueves, 25 de septiembre de 2008

Amparanoia en La Trastienda

La globalización, el cruce de las culturas, la fusión del arte cuando es suma de identidades y no imposición de ninguna sobre otra, permite en estos tiempos cosas como las que sucedieron anoche en La Trastienda: que el mundo, o al menos buena parte de él, ocupe y se exprese en un mismo escenario y al mismo tiempo. Amparanoia consigue que su Bye bye tour sea una auténtica fiesta de despedida, una celebración de la vida en su versión más caliente, en donde la alegría y la energía se desatan expresadas en ritmos, bailes y canciones que durante dos horas y media contagian, seducen y arrasan a un público que siempre parece dispuesto a más.
“No traigo balas, pero traigo el fuego y tu sonrisa es lo que yo quiero” dice Amparo Sanchez en una de sus letras, y vaya si lo consigue. En medio de rumbas, ska, reaggae, y boleros, todos atravesados por un espíritu gitano que les imprime un manto de celebración y desborde permanente, las canciones se suceden entre declamaciones de rebeldía y un feminismo a flor de piel. Porque con Amparo Sanchez en el escenario la palabra mujer es mucho más que un sustantivo y se vuelve verbo; un manifiesto permanente de la mujer como madre, como hija, y como amante. Entonces pasa otra mujer/madre/amiga sobre el escenario, Mimi Maura, en una visita temprana cuando el sonido todavía no se había acomodado y el retorno hacía estragos en los oídos de los músicos. Y todo fluye de una manera tan natural que durante la noche es probable que Cuba y Jamaica sean un mismo lugar, que Andalucía limite con Puerto Rico y que los Balcanes queden al borde del Río Bravo. Todo está allí, mientras la banda de desgañita en no detenerse nunca y sostener el ritmo hasta el último aliento. Mientras la guitarra sueca imprime rasgos bluseros sobre cadencias latinas, mientras el voluminoso percusionista venezolano, dueño de un par de brazos capaces de defender la revolución bolivariana ellos solos y a las trompadas, hace gala de una gracia asombrosa para el baile. Y los espíritus de Bob Marley y de Joe Strummer dicen presente en la noche de San Telmo. Todo es probable; hasta una torta y un ramo de flores en manos de Mimi Maura, porque además y como si fuese poco festejo, Amparo cumple años.
Pasan montones de canciones, “Somos viento”, “La vida te da”, “Dolor, dolor”, “Hacer dinero”, “Ella baila bembé”, “Sacaron agua” y “Seguiré caminando” (nombre del DVD y CD de la despedida), mientras el idioma español se mezcla con el inglés y el francés, el calor crece y el ritmo no decae jamás. La felicidad se dibuja en cada rostro, arriba y abajo del escenario, el éxito de la fiesta se expresa en cada gota sudor, la pasión parece no tener límite, y hace a la despedida tan larga y difícil que el final resulta una bienvenida: un Welcome to Tijuana, al tequila y a todo lo demás. Entonces sí, presentación de los músicos y telón final. Una de esos adioses que quedan marcadas en la piel y por mucho tiempo. Una de esas noches que nos devuelven las ganas de vivir, nos recuerdan que la rebeldía puede ser también sinónimo alegría, y que nos demuestra que la sangre que nos circula puede alcanzar la temperatura del fuego. Y que como dice Amparo:. “Somos el viento, que baila y que canta y si estamos juntos, somos huracán”.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Hamacas al Rio en Notorius

Era una linda noche la se ayer para abrigarse al calor de las melodías de Hamacas al Río, que en Notorius presentaban su reciente EP “Un pequeño relato”, y que desde hace un par de días se puede descargar gratuitamente en su web. Quienes visitan este blog, saben lo que opino y disfruto de la música de Hamacas, así que no voy a ser reiterativo con palabras que intenten describir la intensidad de sus armonías, ni el efecto seductor que me provocan. Hoy tengo, simplemente, ganas de contar.
Notorius es un lugar en el que uno no puede sentirse de otra forma que no sea a gusto, rodeado de buenos discos para revisar y que ayudan a amenizar cualquier espera. Un lugar en donde uno puede cruzarse con un desconocido que al pasar, y no mediando otro motivo que el de reparar en el mismo Cd, es capaz de expresar algo como que “el mejor año del jazz fue el ‘43”, para terminar hablando de Parker, Hendrix y Pastorius. Ese tipo de lugares capaces de devolver esa sensación placentera por la música que la ambición acumulativa en tiempos de “free download” pareciera habernos hecho olvidar. Adentro, ya en la sala, esta sensación se mantiene y colabora para adentrar al público en el clima del show. Todavía permanecían en mi paladar los aromas del camembert, el sésamo y los higos; de los mejillones en azafrán y dijón; de la creme brulee y un malbec que había viajado directamente desde Cafayate para adueñarse de mi memoria. Y como venía de una esquina que resulta un pequeño retazo de Paris en Buenos Aires, no dudé en acompañar la música con una copa de cognac, ya que había decidido por mi cuenta que anoche, el río de las hamacas bien podría ser el Sena.
El show fue más largo que lo habitual, la presencia de un piano de cola le entregó a algunas canciones un matiz acústico encantador. Volvieron algunos temas que no sonaron en el último show, como “Mitad de Junio” y “Ya sé volvés” que están entre mis preferidas; y Laura aprovechó para compartir su alegría por haberse recibido de instructora de algo que honestamente no entendí bien qué era, pero que por el nombre relaciono directamente con la meditación (o con alguna arte marcial, pero me quedo con lo primero). Y por supuesto, las tres canciones nuevas que se sostienen en los mismos argumentos que las anteriores: “Un pequeño relato”, “El canto de la sirena” y “El mismo invierno”, todas ellas con la voz de Paula Meijide en coros.
El final fue con “Mañana” y el anuncio de una nueva fecha para el Viernes 17 de Octubre. Hamacas se había encargado de encontrarle el sonido perfecto capaz de decorar cada uno de mis sentidos para mi sábado de cadencia parisina. Afuera, el invierno era el mismo, pero la noche única, una vez más.

viernes, 12 de septiembre de 2008

No lo Soporto en La Trastienda

Una verdadera lástima el espacio libre en La Trastienda. Porque se estaba presentando uno de las mayores sorpresas del año, el disco “Avión” de No lo Soporto”. Un disco plagado de excelentes arreglos, de melodías originales por estos pagos y una intensidad que hipnotiza. Pena a la cual, lamentablemente esto acostumbrado en un ambiente en el cual saber tres tonos y conocer tres marcas diferentes de cerveza alcanza para llenar Obras, o como se llame ese estadio ahora.
El premio revelación MTV, la apuesta de la discográfica por ellas, un video de alta rotación, y fundamentalmente un trabajo prolijo, lleno de matices, con melodías sugerentes

El show abrió con la voz en off del video invitando a los pasajeros a ajustar los cinturones para emprender un viaje aéreo, que no es otro que el repaso por un trabajo
El show abrió con “Avión” y con “ ”, en el mismo orden del disco y ya en el tercer tema , el sonido se había acomodado y la banda asentado en su sonido. Naila y su estilo contenido lideró a NLS en un recorrido parejo por los nuevos temas y un repaso sin novedades por su primer disco () que a la distancia se nota lejano en calidad al nuevo material. Sin embargo, la solvencia del trío, y sus invitados (los mismos de “Avión”, Fernando Samalea en percusión y Blanco, de Los Pericos en teclados) consigue mantener un clima parejo a lo largo del show. No hay desbordes, hay extrema prolijidad. Hay una extraña mezcla de pretensión de profesionalismo a raiz de la buena producción, y un cierto clima de amiguismo alternativo, que se termina imponiendo en el ambiente (VACIO)
Innecesario a mi gusto el intervalo, justo a continuación de “instantes”, uno de los mejores temas de Avioon, y cuando la banda se había asentado y empezaba a sentirse a guto, en el cual se proyecta el video de “Nunca iré” y tras el cual las chicas vuelven al escenario enfundadas en la vestimeta de azafatas, la misma del video y para hacer….”nunca iré” de nuevo! Para colmo la ausencia de Gustavo Cerati (la bajosta le reconoció el esfuerzo por intentar estar) que pudo haber sido un momento alto de la noche