sábado, 22 de agosto de 2009

Tricky en el Teatro Colegiales

Tricky, uno de los pilares de la trilogía fundamental del trip hop, junto a Massive Attack y Portishead, llegó por primera vez a Buenos Aires con su trabajo más accesible en mucho tiempo (Kwonle best boy – 2008). El artista se preocupó en aclarar en cuanto reportaje le hicieron, cuánto le molestaba aquella etiqueta que lo catalogaba en el estilo surgido en Bristol a principios de los ’90. Y habiendo presenciado el show de anoche en El Teatro de Colegiales, quedó bien en claro el motivo de ese disgusto. Porque al margen de no renegar de nada de su pasado el presente de Tricky está lejos del purismo trip hop, y su banda suena hoy como un compendio de estilos que incluye al hip hop, el soul, el reggae y la electrónica, pero también suma importantes dosis de garage rock y blues.
En un recinto repleto y con poco más de media hora de demora, los músicos se fueron acomodando mientras se oía la introducción del “In the air tonight” de Phil Collins y el show arrancó con los dos vocalistas (el propio Tricky y Francesca Belmonte) de espaldas al público mientras la banda se despachaba con esa versión densa de “Sweet dreams” que utilizara como base para el tema “You don’t wanna” en el disco “Blowback” (2001). Luego con “Puppy toy” sí comenzó el repaso del último trabajo en el cual se centró el show, aunque eso no le restó lugar para un repaso de buena parte de su carrera, especialmente a la hora de extraer gemas de su aclamado debut de 1995, “Maxinquaye”. Tricky que compartió el centro del escenario con Francesca Belmont, alternándose en las voces, consiguió una excelente comunicación con el público apelando más a lo gestual que a las palabras, sacudiendo la cabeza de manera espasmódica y golpeándose el pecho tatuado con los puños y el micrófono.
La banda integrada por Pete Clements (bajo), John Maiden (batería), Gareth Bowen (teclados) y Tristan Cassel-Delavois (guitarra) suena ajustada y contundente, y sostiene los climas, alternando momentos calmos e íntimos con explosiones densas y de enorme intensidad; siempre dirigidos por Tricky, que como director de orquesta los motiva o aplaca mediante indicaciones con sus manos. Las primeras intervenciones de Francesca Belmont hicieron suponer que iríamos a extrañar y mucho a la notable Martina Topley-Bird, aquella magnífica cantante que lo acompañara en sus primeros trabajos, pero con el correr del show se asentó y tuvo al promediar el concierto un momento de gran lucimiento personal en el cover de XTC, “Dear God”. Entre los temas sonaron clásicos como la poderosísima versión de “Black steel” y la intimista “Overcome” con la que cerró la primera parte, y canciones recientes como “Past Mistakes”, “Council Estate” y “Veronika”. El concierto encuentra uno de sus clímax cuando el británico desciende del escenario para mezclarse entre un público, que una vez superada la sorpresa, no para de abrazarlo y besarlo. Pocos minutos después será el público el que invitado por Tricky, en éxtasis absoluto se encarame en el escenario mientras la banda se despacha con una demoledora versión del clásico de Motorhead, “Aces of spades”, con Francesca en la voz y una muy buena intervención de Gareth Brown en los teclados.
“Joseph”, “Vent”, y “Tricky kid” fueron otros de los temas que sonaron en un final que mantuvo al público embelesado, mientras la música ganaba en intensidad y Tricky se despedía de se debut en Buenos Aires arrojando los micrófonos al piso, y dejando al público en un estado de trance del cual solo comenzó a salir cuando la música y las luces le indicaron que la banda no volvería al escenario. En resumen, un excelente show de uno de los artistas más inconformistas y menos predecibles de los últimos tiempos, y que Buenos Aires se debía hace mucho tiempo.