miércoles, 6 de julio de 2016

Martes Indiegentes en Niceto - Valle de Muñecas, Bicicletas, Tan Frio el Verano, Usted Señálemelo

Esta fecha de los Martes Indiegentes en Niceto estuvo a punto de convertirse en un chiste de Les Luthiers, cuando (presumo que fue por ello) un partido de la selección en la Copa América la postergó para un miércoles. Por suerte (!) la burocracia municipal puso las cosas en orden: una fiesta con nombre de martes debe hacerse un martes y punto. Así que hubo que reprogramar, y entonces como Dios y Rodriguez Larreta mandan, la celebración ocurrió un martes.
Llegué a un horario en el que si se hubiese cumplido con la grilla anunciada, me hubiese dejado con muy poco de la primera banda, los mendozinos Usted Señálemeno. Considerando que uno labura al otro día, el retraso no deja de resultar un incordio, pero en términos de goce y descubrimiento musical, bienvenida la impuntualidad. Los chicos cuyanos deambulan en un electro pop, con algo de new wave, muy ochenta podría definirse a la propuesta. Van y vienen en los tempos, les gusta crear climas noise por momentos y de allí saltan al baile irresistible. Tocaron básicamente temas de su primer disco homónimo, algún estrena y tuvieron a Leo Garcia invitado en un tema. Hicieron un interesantísimo cover de “Tu nombre y el mio” de Lisandro Aristimuño y un poderoso “Cheques” del flaco Spinetta. Pero su principal virtud fueron convencerme con temas propios como “Plastilina” y “Fusión y fin”. Están grabando el segundo disco y estaré más que atento a las novedades.
El show de Usted Señálemelo se realizó en el lado B de Niceto. Del otro lado del tunel yo podía ver los reflejos en un los espejitos rectangulares de Tan Frio el Verano, la otra banda de la noche. Venezolanos ellos, afincado en Argentina, tienen una propuesta a la que le caben muchas etiquetas y a la que siempre le faltará una. Shoegaze, sí. Experimental, sí. Noise, sí. Ambient, sí. A ellos sí los había escuchado en su bandcamp y tenía muchas ganas de verlos en vivo, pero me enganché tanto con el primer show que poco puedo decir; llegué casi al final. Tocaron con sus rostros cubiertos con unas máscaras de ave rapaz y esos pocos minutos me alcanzaron para confirmar mis buenas impresiones digitales.
Las dos bandas de más trayectoria de la noche quedaron para el cierre. Primero fue el turno de Bicicletas, banda a la cual este blog le dedicó unos cuantos capítulos. Pues bien, la banda viene de celebrar su 15 años en San Telmo (evento que me perdí) y tal vez ese aniversario llevó a que el grupo recorra, dentro de un setlist acotado, temas de toda la historia de la banda. Abrieron con “Conversación” de Quema, y pegaron un lindo viaje al pasado con “Jueves” y de allí a lo último publicado por la banda hasta el momento: de “Magia amor locura animal”, “Buen muchacho”. Yo no los veía desde la presentación del disco, pero lo que percibí en la selección que eligieron anoche, que aquellas influencias de su paso por Mexico no están tan presentes en el Bicicletas del presente. Tocaron tres temas nuevos, y cada uno tiene una referencia a sus trabajos. Uno de las canciones remite a “Quema” (el tema que le da el nombre al disco lo tocaron hacia el final y fue uno de los puntos altos de receción del público, cita a “Rebel yell” incluida), otro tiene el beat de lo más bailable de “Magia, amor...” y el restante es otra cita a uno de los tópicos de la banda (además de la locura, los colores, los amigos y, por supuesto, el amor): la fiesta. Así como tocaron “Corre” del primer disco (“vamos a una fiesta en el bosque”) y “La gran fiesta”, llegó “La fiesta del zorro”, otro de los estrenos (el único al que le pesqué el nombre). Cerraron con otro clásico del primer disco: “Ojos”, paradójicamente uno de los primeros que había elegido tocar la última vez que pisaron el escenario de Niceto, allá por 2011. Por mi parte, la satisfacción de reencontrame con una de mis bandas preferidas del indie porteño, pero con el plus de las expectativas renovadas por lo nuevo que empieza a asomar.
Para el cierre quedó el show de Valle de Muñecas, del que tal vez sea del que menos tenga para decir. No por nada en particular, sino porque siguen adelante con “El final de las primaveras”, disco cuya presentación oficial tiene un detallado resumen un par de post atrás. Claro que no por eso voy a dejar de celebrar el reencuentro con canciones como “Las espadas del sol” y “Días de suerte” con las que abrieron el concierto. Dos contras tuvo el show de Valle de anoche: el horario, considerando el promedio de edad del público, que llevó a que más de uno relojee el celular y se retire silbando bajito, y la otra fue un volumen algo elevado de las guitarras, que no permitieron lucir del todo la voz de Manza. De la lista, poco para decir: muchos temas nuevos como “La cura y el dolor”, “La llave de los días mejores” e “Insomnio”, “Tormentas” (insólitamente alguien del público lo pidió después que ya lo habían tocado), algo de Menos que Cero y la energía de siempre. Las melodías que lucen bajo esa pared de guitarras y letras que van desde mínimas historias y guiños privados, hasta paisajes engañosos o que se deshacen en desierto, como en “1000 kilómetros”. Ese noise que no impide el impulso de seguir la letra como en un fogón. El cierre quedó a cargo de “La autopista que corre del océano hasta el amanecer” y “Vamos al cine”. Afuera todavía, después de más de cuatro días consecutivos, la lluvia decía presente, aunque bajo la forma de evidente despedida.
Para cerrar podría despotricar una vez más sobre la falta de apertura de un público que pareciera cerrarse a lo que le repite en la radio (quiero ser el dueño de tu corazón
en tu sillón..., verdad Bicis?) y sigue reservando a todas estas bandas maravillosas a pelear por rincones donde mostrar su música. Pero hoy no tengo ganas, que se vayan a cagar. Ellos se lo pierden.