jueves, 30 de abril de 2009

Bicicletas en La Trastienda

Aunque recién estemos terminando Abril, puedo asegurar que “Quema”, el recientemente editado segundo trabajo de Bicicletas (descontando todos los EP) estará entre los mejores discos que se puedan conocer por estas tierras a lo largo de 2009. La cita era una apuesta fuerte para la banda, tocar por primera vez solos en La Trastienda y estar a la altura de las muy buenas críticas que “Quema” viene cosechando en cuanto medio se tome el trabajo de juzgarlo. Y si bien el lugar estuvo lejos de llenarse, una muy buena cantidad de público se acercó anoche a San Telmo para disfrutar de una hora y media de unos Bicicletas en muy buena forma y desbordantes de energía.
El show tuvo un arranque medido con “La puerta”, pero en seguida las versiones de “Ojos” y “Corre” se encargaron de levantar la temperatura y entregarle a la noche el tono que correspondía y se esperaba. Bicicletas es esencialmente una banda de guitarras oníricas, que en su vuelo nunca pierden su carácter directo y frontal. Con una voz siempre al límite, que parece quebrarse en cada frase surrealista, con letras en donde abundan los colores, las aves y casas que se hunden, se alejan, que siempre permanecen como último refugio. En ese clima la sucesión de temas no hace más que mantener el vuelo en niveles más o menos elevados según las canciones, pero nunca se volverá a sentir los pies sobre la tierra. No se trata de saltos o de pogos, sino de sentidos elevados por una música que los estimula e incita al vuelo.
Los temas nuevos suenan más roqueros, pero no por eso les costaron entrelazarse con los anteriores, y se intercalaron momentos de extrema intensidad como “Pica pica” o “Corre”, con algunos más calmos (“Pájaros”). La iluminación es un bombardeo colorido que con la ayuda inestimable del flash termina por concretar la propuesta psicodélica. La voz de Crivelli parece tomarse al pie de la letra la súplica de “Conversación” cuando pide quiero que lo sientas cuando se rompa mi voz y el show va de menor a mayor. Pasan “Elefantes”, “El gran Houdini”, el tándem “Quema” y “11 y 20” (lo más parecido a un hit radial que hayan hecho), “Cara de rojo” y esa especie de blues espacial que resulta “Araña negra”, con cita a la apertura de la serie “Los Locos Adams”, en lo que fue el momento de mayor electricidad de la noche.
Hacia el cierre (que no incluyó bises) tocaron una potentísima versión de “Granadas y paraíso”, tema que cierra el disco anterior (Bicicletas – 2006) y “Tren”, que cumple la misma función en el nuevo. La psicodelia se arrima al fogón, y el espíritu de Miguel Abuelo recorre la sala. Aunque me quedé con las ganas de escuchar “Adios mundo cruel”o la extraordinaria versión de “Sucio y desprolijo” de Pappo que suelen hacer en vivo, la presentación en público de “Quema” quedó concretada de la mejor manera. Bicicletas celebró su primera Trastienda en solitario y a partir de ahora se verá hasta donde los lleva el envión. Es deseable que las notas y comentarios que provocaron la realización de este show en algunos medios masivos que no acostumbran siquiera a a considerarlos, consiga aumentar la cantidad de oídos que acepten acercarse a esta propuesta y colabore con el crecimiento. Por mi parte, me mantengo en mi pesimismo y empiezo a sospechar que deberé pasar el invierno tolerando a Andres Calamaro y su insoportable versión de la Marcha de San Lorenzo en tiempo de jingle de bocadito de dulce de leche.

viernes, 17 de abril de 2009

Andrea Alvarez en Niceto

La doble A puede tener varios significados. Desde la marca de bandoneones homenajeada por Astor Piazzolla, hasta un papel de lija, pasando por la sigla de Alcohólicos Anónimos. Pero en el caso de Andrea Alvarez, además de las iniciales de su nombre, en la canción que da título a su último trabajo discográfico describen el tamaño de una pila de 1,5v. Nada más inexacto para definir la presentación de su disco: si hubo algo ausente anoche en Niceto fue baja tensión, porque la banda liderada por Andrea Alvarez desplegó una energía de alto voltaje y un poderío formidable.
La espera fue amenizada por la presentación de “Cirugía visual”, de Damián Bentucci: un recorrido fotográfico por los últimos tres años en la vida musical de Andrea, que van desde la presentación de su segundo trabajo solista (Dormis? – 2005), hasta la grabación en los estudios Ion de “Doble A” con Jim Diamond (el mismo que supo plasmar la crudeza minimalista en los primeros trabajos de The White Stripes) en la producción. Y mientras de fondo sonaba la guitarra de Santana hechizando con “Black magic woman”, una Andrea Alvarez enfundada en rojo se aprestaba en su batería para empezar su show con el dueto “Alter ego” y “Calladitos”, que dejó bien en claro que tipo de show íbamos a presenciar. Porque el trío comandado por la baterista (y que se completa con Mauro Quintero en guitarra y Nano Casale en bajo) es dueño de un sonido compacto, que se mete de lleno en un rock eléctrico, potente y arrollador. Basado lógicamente en su último trabajo, el repertorio incluyó los pasajes de su predecesor más emparentados musicalmente con “Doble A”, como “Dormis?”, “Asi como te digo una cosa, te digo la otra” o “Belleza”. La afinadísima y aguda voz de Andrea, carente del sonido procesado del disco, luce a pleno y sus frases se funden con la música aportándole contundencia, como si algunas palabras estuvieran presentes para sumar un nuevo golpe de tambor de un improbable tercer brazo. Por momentos la banda remite a los tiempos más densos y pesados de Pappo’s Blues, y casi no hay interrupciones entre los temas, más que para algún agradecimiento.
La noche, vivida más como celebración que como presentación, incluyó la presencia en el escenario de los músicos invitados en el disco. Así fue que desfilaron la armoniquista Sandra Vazquez, quien supo de impregnar de intimidad “Melody”, además de resucitar la “Cirugía mayor” encargada de cerrar el disco “Doble A”; y Richard Coleman, junto a quien Andrea Alvarez rescató “Te maté porque sí” de su primer disco (“Andrea Alvarez” – 2001), para compartir luego voces en la magnífica “Aleluya” en lo que musicalmente significó lo mejor de la noche. El tramo final fue decididamente demoledor: pasaron “Doble A” y “Nurse”, lo que transformó al trío en una verdadera aplanadora. Pero ocurre que en estas tierras el adjetivo aplanadora tiene dueño, y entonces, luego del lucimiento personal en “Al límite” (con Mauro Quintero duplicándose entre la guitarra y la percusión), fue el mismísimo Ricardo Mollo el encargado de validar semejante valoración sumándose a las viscerales “Muerto” y “Sapo”. En el final, Andrea Alvarez se encargó de traer casi 30 años hacia adelante la alienación de la Celeste Carballo recién llegada de Coronel Pringles, en una versión demoledora de “Me vuelvo cada día más loca”. Entonces aquella cirugía que una hora y media antes había sido solo visual, se había consumado en intervenciones que estremecieron huesos y dejaron cicatrices al por mayor.
En resumen, una extraordinaria presentación de una artista que después de colaborar con grandes como Soda Stereo y Charly García, comienza a consolidar su camino desde el under y acrecienta la fama de sus shows intensos y poderosos, como una propuesta original y valiente, al menos en nuestro medio.

viernes, 3 de abril de 2009

Coralie Clement en el Teatro 25 de Mayo

El BAFICI y la música francesa se siguen dando la mano. En la edición 2008 tuvimos la oportunidad de ver por primera vez en vivo a Benjamín Biolay con dos excelentes shows en Niceto, y en esta oportunidad el honor le correspondió a su hermana, Coralie Clement. Siempre con el auspicio de la Embajada Francesa, la cita en este caso fue en el Teatro 25 e Mayo en Villa Urquiza, y con entrada gratuita.
Con su tercer trabajo recientemente editado, “Toystore”, la cantante francesa presentó su repertorio renovado, acompañada solo por una guitarra y un teclado más programaciones, lo que le permitió al concierto transitar sus 75 minutos en un clima de intimidad que favoreció el resultado final. Coralie, dueña de una voz muy suave y sugerente, tiene muy claro como moverse en el ámbito de la chanson, y saca provecho a sus tristes canciones de amor, con interpretaciones cálidas con un dejo melancólico que compenetra a la audiencia con suma facilidad.
Si bien su carrera se apoya en su hermano Benjamín Biolay, quien produjo todos sus discos y es además autor de la mayoría de las canciones, su espectro musical es mucho más acotado y el pop francés de los ’60 le sienta a la perfección, lo que la hizo merecedora de legítimas comparaciones con Francoise Hardy y Jane Birkin. El repertorio estuvo basado en “Toystore”, de donde se destacan “C'est la vie”, “Le brasier permanent”, y “La reine des pommes”. “Houlala” y “So long babylong” son dos canciones simpáticas y sumamente contagiosas, y “Share the day” (único tema cantado en inglés) una hermosísima e intensa balada. La variedad de idiomas se completó con el italiano en “Sono io”, que en el disco recibe la colaboración de Chiara Mastroianni. Y si de Chiara Mastroianni se habla, vale destacar la muy buena versión que se pudo oir de “La balade de mois de juin” que la italiana grabara en el disco del 2004 en conjunto con Benjamín Biolay, “Home”.
Como no podía ser de otra manera, Coralie hizo un recorrido también por sus dos trabajos anteriores (“Salle des pas perdeus” de 2002, y “Bye bye beauté” de 2005) de donde extrajo “Ca vailant la peine”, “Avec ou sans moi”, “Beau joir un pour mourir” y “L’enfer”. Hubo lugar para la bossa nova en “L’ombre et la lumiére”, y unos tibios coros del público en “Lou”. Si bien la audiencia estaba compuesta más por curiosos que por conocedores del trabajo de Coralie Clement, lo cierto es que la cantante francesa consiguió seducir paulatinamente a la gente, que aunque limitó su participación al acompañamiento con unos pocos aplausos hacia el final, se retiró complacida luego de los bises, que terminaron con la repetición del primer corte de “Toystore”, “C'est la vie”.
La sana decisión de acompañar en BAFICI con música de escucha no tan habitual por estos pagos resulta más que saludable, y es de esperar que la embajada francesa siga colaborando para seguir teniendo la oportunidad de poder ver en vivo artistas que de otra manera sería muy difícil que se den una vuelta por estas tierras.
Para cerrar, dejo el video de “C'est la vie”.