lunes, 3 de noviembre de 2008

Personal Fest - REM

No pudo haber sido mejor la segunda fecha del Personal fest. Fundamentalmente porque en donde había puesto las mayores expectativas (The Mars Volta y REM) no solo las cumplieron, sino que las superaron, y porque me llevé un par de buenos momentos extra como regalo. Previendo esto llegué temprano para poder ver al menos a todas las bandas de los dos escenarios principales. Arrancó No lo Soporto, con un set cortito basado en el último disco y con “No sé” como cierre. Tuvieron algún problema de sonido (ese escenario tenía un nivel de sonido considerablemente menor al principal, y lo sufrieron todos los que tocaron ahí), pero hicieron lo suyo con solvencia y prolijidad. Los mismo para Leo Garcia, que estuvo más sobrio que cuando lo vi en el Pepsi. El set más corto lo benefició en el efecto, y se despachó con una muy buena versión de “Amor amarillo” (segunda cita a Cerati en la tarde, NLS lo había incluido en video para cantar su parte de “Nunca iré”). A esto le siguió Mole, la banda de otro ex-Soda, Charly Alberti (la trilogía Soda la completaría Zeta con un DJ set al final del show de REM) que hizo un show muy bueno. Una banda de guitarras que a esta altura no sorprende a nadie, pero que suena bien, y tiene buenos temas. A Mole le siguió Emmanuel Horvilleur, del que puedo decir que descubrí que no solo no me gusta ni un poquito, sino que además me irrita de sobremanera. Aproveché su set para visitar los otros dos escenarios, pero en uno estaba cantando una ex-Bandana, y en el otro recién empezaba Rosal, de quienes apenas pude escuchar solo dos temas, mientras miraba la hora pensando en Mars Volta.
Lo de The Mars Volta fue extraordinario. Absolutamente anárquicos y caóticos. Es imposible seguir el orden de los temas (tres al menos de “The bedlam in Goliat” el último disco), es un despliegue de virtuosismo permanente, con un Omar Rodríguez Lopez luciéndose al comando de una banda que lo sigue e interpreta al pie de la letra. Cambios permanentes, fusión de ritmos y estilos, un baterista (Thomas Pridgen) que desde la pantalla atrapa todas las miradas, maravillando al público con su despliegue. Cedric Brixler Zavala canta todo lo agudo que uno podía imaginar, y en los pasajes instrumentes se convierte en un inquieto contorsionista y malabarista, capaz de devorarse parte del la escenografía. Muchas ganas de verlos en un set más largo, y de escuchar “The window”, tema quedó afuera en la tarde de ayer.
Siguió Bloc Party, y tengo que reconocer que estaba tan abrumado por Mars Volta que me impidió disfrutar del show. El útimo disco, “Intimacy” no está nada mal, y tenía ganas de verlos en vivo. Sonaron bien, fueron prolijos, e hicieron un repaso de sus tres discos. Kele Okereke tuvo una buena comunicación con el público, y del show me quedo con las versiones de “Hunting for witches”, “Mercury” y “Like eating glass”. A Bloc Party le siguió Kaiser Chiefs, que salió al escenario mientras sonaba de fondo Dire Straits con “Money for nothing”, e hicieron un muy buen show, sostenido por una buena cantidad de hits. Ricky Wilson resultó un showman creíble, arengó a la gente (especialmente en “Ruby”), y terminaron con “Oh my God”, mientras buena parte del público empezaba a retroceder buscando ubicación frente al escenario opuesto.
Lo de REM fue sencillamente conmovedor. Fundamentalmente porque son una banda con un trayecto, una experiencia y un repertorio repleto de hits, cuya suma entrega un resultado imbatible. La vuelta a un sonido más rockero y eléctrico en “Accelerate” me hizo prever un set list basado en el último disco y con apoyo en “Monster”, lo cual resultó un error. Si bien es cierto que quedaron afuera por completo discos más introspectivos como el caso de “Around the sun”, o más pretencioso desde el sonido como “Up”, el recital fue un repaso por buena parte de su discografía. Abrieron con la potente “Living well is the best revenge”, de Accelerate, y enseguida una dupla salida de “Monster”: “I took your name” y “Whats the frecuency, Kenneth?” con la cual terminaron por convencer que estábamos frente a una gran noche. Lo que siguió fue una seguidilla de canciones, algunas previsible (“The one I love”, “Imitation of life”), y otras no tanto. Hubo una cita a las próximas elecciones en USA con Barak Obama en el fondo de la pantalla antes de “Ignoreland” (que en “Automatic por the people” estaba destinada George Bush padre), y entre otros temas pasaron muy buenas versiones de “Electrolite”, “Drive” y “Hollow man”. Michael Stipe demostró por qué es uno de los vocalistas más expresivos que se puedan encontrar, y Peter Buck que es un guitarrista de extremo bueno gusto y expresividad (excelente en “She just wants to be”, de “Reveal”). Hubo emoción en “Everybody hurts”, intimidad (“Night swimming” y la muy buena versión acústica de “Let me in”, que Michael Stipe dedicara en “Monster” a Kurt Cobain), y un final con un regreso a la electricidad con una seguidilla impecable “Bab day”, “Orange crush”, y “It’s the end of the world as we know it”.
Antes de los bises hubo un juego con el público mediante la pantalla que se basó en post-it que iban siendo escritos en español (con error de redacción incluido), y entonces sí volvieron con “Supernatural superserious”, “Losing my religion”, “Great beyond” (uno de los temas inéditos, junto a “Bad day” del compilado “In time”) y el cierre fue con “Man of the moon”. Un recital que guardaré entre mis recuerdos más preciados, y que dio fin a una semana de música que incluyó otro momento inolvidable: el show de Spiritualized en La Trastienda.