Me
ha pasado, felizmente, más de una vez tener dos shows
internacionales con apenas horas de diferencia. Y siempre que esto
ocurrió, se dio que los shows suponían climas muy diferentes entre
sí, más que nada por estilos de cada banda. Eso fue lo que pasó en
el salto de Pixies a Regina Spektor, y también con Pulp y Joss Stone
con apenas horas entre uno y otro. El sábado volví al Teatro
Vorterix que había abandonado el jueves a la noche, luego del show
de PIL, para ver por segunda vez en Argentina a los Television de Tom
Verlaine. Pero a diferencia de aquellos conciertos disonantes, entre
estos dos se encadena una lógica fácil de percibir. Así como Lydon
con los Pistols le vomitó al mundo su furia y sacudió la música
pop adormecida por el virtuosismo a mediados de los '70, Verlaine
desde Nueva York redefinia la etiqueta “punk” con un sonido
inédito, junto a Richard Hell, los Talking Heads, y el resto de la
movida del CBGB.
Después
del concierto de Television en 2013 (en el mismo teatro), saber que
volvían y no verlos, hubiera significado una decepción. Los tipos
me habían elevado los sentidos por poco más de una hora y media y
no había manera de saber que eso podía llegar a repetirse y no
estar presente. Y no solo estuve de nuevo, sino que además entré
temprano, puesto que me interesaba la apertura a cargo de Barbi
Recanati y Gustavo Fiocchi, la mitad de Utopians.
Salieron
un tanto más tarde de lo pautado y dedicaron el breve set a mostrar
tres de las nuevas canciones que serán parte de “Todos nuestros
átomos”, el nuevo álbum de la banda que, producido por Jimmy Rip,
presentarán en el mismo escenario el 23 de septiembre. Entre ellas,
“El tren de la alegría”, canción que ya circula en las redes.
Después, y para afirmar su ADN garagero frente a algún desorientado
que aún no los ubique, se despidieron con dos covers: “Hurt me”
de Johnny Thunders y “Dancing Barefoot” de Patti Smith. Mas allá
de la buena recepción por parte del público (que fue llenando la
sala mientras ellos tocaban, por lo que la idea de retrasar el set
resultó positiva), y de escuchar los temas nuevos, resultó muy
lindo percibir la emoción de los chicos ante la banda que estaban
teloneando; una inocultable como sincera admiración.
Luego
sí salieron los Television y luego de una breve intro, largaron el
show con “Prove it”. Si bien la vez pasada nadie salió
disconforme ni mucho menos del Vorterix, sí quedó claro que por
tratarse de una banda tan esperada, a muchos nos quedaron varias
canciones pendientes, en especial del imprescindible “Marquee
moon”. El segundo tema fue “Elevation” entonces si aquellas ausencias en el
setlist significaban algún tipo de deuda, Televisión las empezó a pagar con
creces la noche del sábado.
Después
de “Venus”, Verlaine (bastante parco como de costumbre a la hora
de las palabras) miró hacia las bolas de espejos que cuelgan del
techo del teatro y comentó que le resultaban hipnóticas. En ese
momento a mí me pareció hasta gracioso eso en boca de él, cuando
era su guitarra la que estaba produciendo ese efecto en nuestros
cuerpos amuchados frente al escenario. Y el descomunal solo en “Tom
Curtain” no hizo otra cosa que corroborar esa impresión. Cada vez
que Verlaine punteaba en su guiitarra, era cuestión de cerrar los
ojos y sentirse volar. A continuación, el turno de lucirse le
correspondió a Jimmy Rip, en “1880 or so”(del tercer
disco, el menos conocido de la banda), con una impronta más
rockera, pero no menos inspirada.
El
de anoche sí fue un show hitero, aunque la palabra hitero sea
imposible de asociar al universo Television. Pero entre nosotros,
cuando digo hitero, me refiero que hubo mucho de Marquee Moon y los
nombres que fui citando son prueba de ello. Además volvieron a tocar
un par de temas inéditos. “I'm gonna find you”, que es un blues
rural al que Verlaine canta desgranando las palabras al estilo de
Dylan. Y “Persia” una excusa para un descomunal cuelgue
instrumental, donde las guitarras se cruzan en un prolongado
ejercicio sonoro, en donde los climas orientales guían al momento
más elevado en términos de inspiración. Los punteros laser de los
encargados de seguridad que procuraban desalentar a los fumadores no
conseguían otra cosa que complementar visualmente el efecto que la
música nos traía desde el escenario. En un momento, Tom Verlaine se
arrima a Jimmy Rip y le dice algo al oído, y el gesto casi que los
vuelve humanos; oírlos complementarse parecía el resultado de un
telepatía a prueba de interferencias. Tan ensimismado escribo
recordando ese momento sublime, que casi se me escapa nombrar a Billy
Ficca, quien desde la batería guió los climas de “Persia” con
maestría.
El
cierre quedó a cargo de la balada “Guiding light” y por
supuesto, “Marquee moon” con los músicos sonriendo de ver a la
gente coreado las intrincadas guitarras, que obviamente, vuelven a
lucirse en esos más de diez minutos que el vinilo original,
despidiéndose en fade, les impidió gozar a los melómanos
contemporáneos a la edición del disco. Parafraseando aquella
desgraciada traducción del tema de Harrison del Álbum
Blanco en la edición local, podría titular a ese momento
“guitarra, vas a volar”.
Comencé este posteo recordando el show de Television en 2013 y en el texto que le correspondió a ese show, con vergüenza por la osadía que significaba reclamarle algo a semejantes bestias, me acuerdo que anoté a “Friction” en la columna de pendientes. Pues bien, esa fue la elección de Television a la hora de regresar al escenario y despedirse de manera definitiva. Y entonces, aún para los que nos habíamos quejado de llenos, no quedaba más que reclamar y decir. Simplemente rendirse a que aquel recuerdo idílico, había quedado reducido a anécdota por un concierto todavía más grande que el anterior. Porque solo Television puede superar a Television.
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