“Say goodbye on a like that is, if it's the last thing we ever do”. No, este tema no
sonó, pero bien habría valido como una despedida serena para una noche que las
más de 40 mil personas que estuvimos en el estadio más lindo de la Argentina no
vamos a olvidar jamás. Noche fría y
mágica. Noche que cayó lenta con
una expectativa mayúscula y que consiguió que cualquier previsión se haya
quedado corta. Noche que terminó potente y bien arriba, pero que había
transitado caminos oscuros, bien oscuros y densos, con algunas gotas de luz
amigable casi como bálsamos brillantes entre tanta nebulosa gótica. “See you
again” dice un intacto Robert Smith, que sin muestra alguna del desgaste de
casi tres horas y media de show, nos despide con una frase para la cual ya
estamos contando los días para que se concrete.
Los
viernes en Buenos Aires son imposibles. Atravesar la ciudad me llevó dos horas
arriba del 15, intentando dormitar mientras dos nerds hablaban sobre vaya a
saber qué complemento, una chica usaba el colectivo de oficina para pelearse
con un proveedor, y un veterinario le recomendaba omeprazol a un perro que
reaccionaba con vómitos a una dieta blanda. Ya en Libertador me hice de los
imprescindibles Halls, y entré con relativa comodidad a un estadio todavía
tranquilo. En la San Martin un hombre con sombrero exhibía orgulloso el afiche
callejero del show de The Cure en Ferro, allá por el '87, y la gente se sacaba
fotos junto al tipo que tuvo sus cinco minutos de celebridad. Previendo una
noche larga, yo aproveché para pasar por un baño a oscuras (Passarella, la puta
que te parió).
Puntualmente a las 20
hs salieron a tocar los Utopians frente a un público que los recibió apenas con
curiosidad. El viento conspiró contra el sonido de una banda a la que vi sonar
muy poderosa otras veces y que sin embargo ayer no logró del todo plasmar ese
efecto. Barbie tiene carisma, “Trastornados” es un disco más que interesante,
pero (al menos desde donde yo estaba) el sonido definitivamente no llegó como
debía. Por ese motivo no voy a hacer mayores comentarios, solo decir que le
pusieron garra, que se los notó emocionados por la oportunidad de telonear a
The Cure (más tarde Robert Smith se les aparecería en su camarín con un
champagne como ofrenda), y que River no es precisamente el garage para que se
luzcan como deben. Ya sea si se quedaron con ganas de más o si les quedó alguna
duda, vayan la madrugada del viernes que viene a Crobar y después me cuentan.
La
cantidad de gente que llegó sobre la hora obligó a demorar unos minutos el show
que estaba a punto como para arrancar a la hora indicada (21hs), y cuando se
apagaron las luces nadie podía ocultar la ansiedad que se respiraba en el
estadio. Si hay un tag que jamás uno puede incluir a la hora de catalogar la
música de The Cure, ese es euforia. Sin embargo las ganas de muchos estaban
cerca de esa sensación, a la que Robert Smith y los suyos se encargaron de
apagar con una triada inicial salida de “Disintegration”: “Plainsong”,
“Pictures of you” y “Lullaby”. “High” mantuvo el clima, que recién se rompió
cuando el bajo de Simon Gallup empezó a golpearnos los pechos en “The end of
the world.
Cuando
The Cure llegó a la Argentina por primera vez en 1987 el desorden superó a una
organización caótica. Aquel show en Ferro convenció a los productores de que si
querían organizar eventos masivos, debían ser profesionales. No sé si
alcanzaron a serlo del todo, pero al menos se acercaron más. Se vivía a destiempo.
Recuerdo a Siouxsie sorprendida por los escupitajos del público en Obras, porque
por ese entonces los otrora punks londinenes solo escupían cuando expulsaban el
enjuague bucal. Aquellos primeros años de democracia fueron testigos de un
necesario y saludable libertinaje, y entre las costas de esa época quedó la
reticencia de Robert Smith a volver al país. Pero nada es eterno, y allí
estábamos en la noche de Nuñez todos, público y artistas, saldando aquella
deuda.
Contar
más de tres horas de concierto puede volverse tan aburrido como inútil. El
repaso de la lista de temas da cuenta de que The Cure privilegió la parte más
oscura de su obra, y que decidió interrumpir el “tormento” con temas adorables
como “Lovesong”, o al ponernos a bailar con “The walk” y “Mint car”. Las canciones
se sucedieron como una unidad asombrosa, y aún en los momentos de ruptura,
formaron vínculos en pequeñas sociedades, como en las naturalmente hermanadas
“In between days” y “Just like heaven”. En “From the edge of the deep green
sea” Reeves Gabrels dio las primeras muestras de que su participación
significaría mucho más que un lujo decorativo, cosa que confirmaría en “Wrong
number”, single del '97 en el cual participó de la grabación original.
Robert
Smith apenas se limitó a saludar, casi no hubo diálogo con un público
hipnotizado que fue literalmente abducido por los climas que provenían del
escenario. Hubo atisbos de cantos entre tema y tema, algún estribillo coreado,
pero la postal fue la de una marea humana con la vista fija e incrédula sobre
el escenario. Faltando una hora para que termine el viernes, The Cure nos
recordó que “Friday I'm in love”, y más
adelante tocarían el tema que le da nombre a mi blog de cuentos (al que tengo
bastante abandonado, por cierto): “Fascination street”; así que mi ego lo asume
como un pequeño gesto personal. “Charlotte somethings” sonó como una caricia
áspera y por supuesto que también nos deleitamos con el espejismo de “A forest”;
momento que 26 años atrás había sido culminante, al menos en la memoria de
quienes entre perros policías muertos, botellas partidas, corridas y garrotes, recuerdan
que en esas noches también hubo música en Caballito. Si faltaba algo, el mejor
momento de todo el show llegó con “One hundred years” y las guitarras de Smith
y Gabrels en un duelo sonoro que me ayudó a encontrar los adjetivos exactos
para describir la reacción de todos: pasmados y perplejos. Cuando un prolongado
acople quedó sonando como despedida al final de “Disintegration”, el círculo de
la primera y larga parte del concierto se cerró a la perfección. Todos sabíamos
que había más, pero si la cosa hubiese terminado allí, nadie se hubiese
atrevido a reclamar nada.
Uno
sabía que tenían que llegar los hits más fiesteros (???), pero The Cure todavía
no estaba dispuesto a explotar. Así que al regreso hicieron un miniset exclusivo
con “Kiss me, kiss me, kiss me”: “The kiss” (con un sonoro beso de Robert de
regalo), “If only tonight we could sleep” y “Fight”. Otra vez la fotografía de
un encantamiento masivo. Todos subyugados sentíamos una guerra interna entre
las ganas de saltar un poco y la voluntad de permanecer en el estado de suspensión
al que nos elevaba la música. Cuando la banda se volvió a retirar unos pocos se
acomodaban hacia las bocas de salida, pero nadie quería perderse el final.
Y
por fin llegó el poderoso cierre, que aunque tuvo un prolegómeno calmo con “Dressing
up” (el “I could eat your face, I could eat all of you…Oh! This night
will never let me go” sonó como una propuesta de compromiso eterno con
nosotros, con la noche, con Buenos Aires toda), a partir de los maullidos guitarreros
de “Love cats” comenzó de cargar de energía a la gente hasta el estallido
final. En “Close to me” el sueño del encierro fue apagado a fuerza de las
palmas rítmicas, “Hot, hot, hot”, valga la redundancia, levantó la temperatura.
Para “Let’s got to bed” estábamos todos cantando y bailando, y si le repetimos a obert Smith aquello de “Everything
you do is simply delicate, everything you do is quite angelicate, why can't I be you?” fue porque de verdad teníamos ganas de serlo. Después
The Cure volvió a sus orígenes post punk, “Boy’s don’t cry” fue como la señal
para viajar en el tiempo, y en “10:15 Saturday night” por primera vez el pogo
ganó a parte del apretujado campo, con la guitarra de Gabrels como disparador. No
por obvio el final definitivo no dejó de ser ideal, y en “Killing an arab”
nadie pensó en el existencialismo ni en Camus, sino que cada uno se dedicó a gastar
las últimas energías que le quedaban mientras la madrugada cada vez más fría parecía
tomarse un descanso.
El “see you again” que dejó
Robert Smith como despedida promete que el tiempo de espera para el reencuentro
no será tan prolongado. Guardo esa frase esperanzado, porque mientras salgo
caminando por Quinteros una parte de mí continúa extasiada, mientras que mi
lado más riguroso y exigente comienza a elaborar una lista interminable de
pendientes, que incluye en primer lugar a “Bloodflowers”, “Shake dog shake” y “The
hanging garden”. A mi lado veo más peladas que crestas, más camperas que
sobretodos, y más ojeras que ojos delineados. Todos avanzamos pausado con unos
pies a los cuales aún les cuesta reencontrarse con el suelo, mientras una voz etérea
nos zumba en los oídos :“sleep sweet child, the moon will change your mind”.
Este dato nunca lo incluí en las
crónicas, pero lo prolongado de la lista me lleva en esta oportunidad a hacer
una excepción. El setlist completo de The Cure
anoche:
Primer parte: 1)
Plainsong 2) Pictures of you 3) Lullaby 4) High 5) The end of the world 6)
Lovesong 7) Push 8) In between days 9) Just like heaven 10) From the edge of
the deep green sea 11) Sleep when I’m dead 12) Play for today 13) A forest 14)
Primary 15) Bananafishbones 16) Charlotte somethings 17) The walk 18) Mint car
19) Friday I’m in love 20) Doing the unstuck 21) Trust 22) Want 23) Fascination
street 24) The hubgry ghost 25) Wrong number 26) One hundred years 27) Disintegration
Mini set: 28)
The kiss 29) If only tonight we could sleep 30) Fight
Cierre: 31)
Dressing up 32) The lovecats 33) The caterpillar 24) Close to me 35) Hot, hot,
hot!!! 36) Let’s go to bed 37) Why can’t I be you 38) Boys don’t cry 39) 10:15
Saturday naught 49) Killing an arab
1 comentario:
No me voy a extender en el comentario; sólo un par de observaciones (lo demás será lectura entre líneas):
1) a pesar de que siempre que he escuchado algo de ellos posterior a "Head on the door" (MI disco cure)en general me ha gustado, sin volarme la peluca. Por eso nunca he aprovechado las oportunidades que he tenido por acá de verlos en vivo;
2) por culpa de tu crónica y otra que he leído por ahí me he pasado el domingo escuchando la lista del viernes (*cortesía de setlist.com), "Wild mood swing" y "Bloodflowers" en este mismo instante.
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