A esta historia la voy a
comenzar a contar desde Marzo de 2008. Jarvis Cocker había llegado
por primera vez a la Argentina para dar dos shows en La Trastienda
presentando su primer disco solista. Hacia el final del primer
recital nos ilusionó con un “ahora voy a tocar un tema de
Pulp.....Fiction”. Turro, muy turro el remate. Y mentiroso además,
porque el tema en cuestión (“Little green bag”), en realidad
pertenece al soundtrack de “Reservoir dogs”. Cuatro años estuve
con la jodita atragantada. En medio una expectativa enorme por su
juntada con Steve Albini para un segundo disco solista, cuya
concreción demostró injustificada. Y una vez conocida la reunión
de Pulp, la ilusión de que aquella performance de 2008 termine
resultando apenas un aperitivo de algo más grande. Que funcione como
funcionó el show de The Breeders para los demorados Pixies,
conciertos también unidos por una imaginaria linea entre La
Trastienda y el Luna Park. Y así como en Mallorca alguna vez nació
el “Waiting for Waits” para esperar al gran Tom, la ansiedad en
la Argentina fue creciendo hasta que desde Niceto, bajo la sugestiva
pregunta ¿Viene Pulp?, empezaron a llegar los primeros síntomas de
la concreción del sueño.
Entré al Luna Park
cuando Les Mentettes Orchestra estaba terminando su set. Los shows
entre semana me están retaceando la posibilidad de disfrutar de las
bandas soporte y la verdad me jode bastante. Pero por otra parte
después de una jornada por encima de los 30º C en Buenos Aires, uno
necesita una ducha antes de volver a salir de su casa, más cuando el
rubro “sucio y desprolijo” no está contemplado en el universo de
la estética Pulp. El escenario estaba cubierto por un telón negro
traslúcido sobre el que, ni bien se apagaron las luces, los laser
comenzaron a dibujar preguntas y advertencias: ¿Están dispuestos?,
¿Vamos a pasarla bien? No queremos problemas ¿Tomamos algo? Inlcuso
a la pregunta ¿Quieren ver un delfín?, siguió la imagen de dos
delfines zambulléndose en un mar verde fluor. Graciosa la
presentación, que nos hizo saber lo divertido que podría ser el
Infotrans si Jarvis Cocker fuera chofer de colectivo. ¿Se acuerdan
de la primera vez?, preguntan los laser a un público virgen de esa
experiencia, antes de que se enciendan de a una, por detrás del
escenario, las letras de neón que forman el nombre del grupo. El
telón recién cae cuando llega el estribillo de “Do you remember
the first time?” y uno ya está feliz antes de saber cuánto le
queda por celebrar.
Los que habíamos
visto en 2008 a Jarvis sabíamos muy bien qué tipo de performance es
capaz de producir en vivo. El tipo es simpático, irónico, a veces
humilde y otras algo sobrador. Intenta hablar (leer) en español,
apela a frases cotidianas y porteñas (tirar la casa por la ventana,
la noche está en pañales, la verdad de la milanesa, chiche bombón)
provocando una mezcla de sonrisas y exclamaciones jocosas. Cuando la
gente canta por él (la palabra Pulp es imposible de incluír en la
métrica del clásico “ole, ole, ole...”), Jarvis hace encender
las letras de neón para resaltar al grupo por sobre su figura. La
banda suena potente y de entrada queda claro que nadie escatima en
cuanto a volumen. “Pink gloves”, “Razzmatazz” y la bella
“Something changed” (con Jarvis con la acústica colgada por
primera vez) son momentos para ir entrando en calor, pero a partir de
“Disco 2000” la cosa nunca volverá a ser igual. Y cuando digo la
cosa no me refiero solo al show, ni a la noche, sino a la vida de
cada uno que haya estado allí dentro. El Luna Park se transforma en
una discoteca gigante. Un mundo de neón, humo y electricidad. Todo
es exagerado y nunca kitsch. Los laser hieren los ojos, el tipo de
anteojos de marco grueso reparte golosinas, recibe otras (alquien le
arroja una Vauquita), se sacude en espamos, baila, canta igual de
bien que en los discos y se entrega por completo al show. El día de
la música es hoy, sentencia Jarvis, adelantando el santo de las
Cecilias, y aprovechando el cabalístico número 211112 que se forma
con la fecha del show. Y tiene razón, después de lo de ayer van a
tener que cambiarlo.
Las canciones son todas
clásicos. Haciendo base en el período de mayor éxito de la banda
(“His'n' heres”, “Different class” y “This is hardoce”)
Pulp ofrece un repertorio seguro: “Sorted for E's & wizz”,
“F.E.E.L.I.N.G.C.A.L.L.E.D.L.O.V.E.”, “Like a friend”. Las
canciones son delicadas, exquisitas y todas explotan en estribillos
que mueven a la euforia. En eso Pulp es al pop lo que Wagner a la
música clásica. Grandilocuencia, pero sin valquirias que inciten a
arrojar napalm desde un avión o a invadir Polonia, sino, a lo sumo,
que mueven a salir a correr en pelotas por la costanera con una
botella de whisky en la mano. Desenfado, abuso, exaltación, goce y
éxtasis. Pulp.
En medio de esa
celebración, Jarvis Cocker se escapa de la fiesta, se encierra en un
cuarto reservado y después de seducir de manera bizarra con
“Underwear” se introduce en la perversión de “This is
hardcore”. “This is hardcore” es sexo al límite. Es cuero,
cadena, violación de la intimidad. Es el labio mordido hasta sagrar,
el estremecimiento que produce el surco que deja el filo de un
cuchillo recorriendo la piel desnuda. Son las palabras pero también
la densidad de los arreglos, la melodía, la veneración oscura e
inmoral. El clima de tensión sexual que despide la banda desde el
escenario en ese tramo, hace quedar al “Pornography” de The Cure
como el video de una fiesta de bautismo. Jarvis Cocker termina en el
piso, meciéndose sobre un cuerpo invisible mientras cierra la sesión
con un inapelable “What exactly do you do for an encore?, cos this
is hardcore”.
Después de eso
“Sunrise” es apenas como un coctel de cortesía servido en el
“Bar Italia” que lo sucede. Y narrar lo que ocurre cuando suena
“Common people” merece una crónica aparte. El éxtasis al
extremo, las saltos, el pogo y el baile en un solo movimiento
espasmódico y desenfrenado que hace del Luna Park un crisol de
sudores que hierven en una temperatura inusual. Antes hablé de
euforia y en ese momento la euforia llega a su clímax. Queremos ser
gente común y corriente, pero en ese momento somos todos especiales
y únicos. La adrenalina conduce cada movimiento y cuando Jarvis
Cocker se derrumba sobre el escenario, la entrega y devoción de la
gente es absoluta. Y los (pocos) que se van, lo hacen un poco por el
horario, pero otro poco porque saben que nada de lo que pueda suceder
después va a poder superar ese momento.
Pulp sabía de nuestra
espera y ansiedad y por eso se tomó buen tiempo para dedicarle a los
bises. “Mile end” (de la banda de sonido de “Trainspotting”)
y “Little soul” fueron suaves caricias para los que todavía no
habíamos recuperado el ritmo de la respiración. Después “Help
the aged”, ese extraordinario tema de “This is hardcore”, con
una letra magnífica que derrumba más prejuicios que cualquier
publicidad emotiva de la ANSES. Uno no puede dejar de pensar en los
versos, aunque Jarvis ha declarado hace poco que no es bueno leer las
letras mientras se escuchan la canciones (lo que presumo es un burdo
argumento para que compremos sí o sí el reciente libro “Madre
Hermano Amante” que compila todas sus letras). Y mientras nosotros
intentamos olvidar de que nada dura para siempre, “Mis-shapes” es
la encargada de dar por fin a ese primer tramo de la extensa
despedida.
Las luces nunca se
encendieron y algunos plomos reacomodaron micrófonos e instrumentos.
Había más, y ese premio adicional fue con “Live bed show” y su
coro irresistible. Y un “Party hard” como gesto para los que, a
pesar de los hits, a la hora de hacer preferencia, guardamos un lugar
privilegiado para “This is hardcore” en nuestros corazones.
Después sí fue despedida definitiva, y yo salí del Luna Park
completamente aturdido y exausto. Pulp debe su nombre a la película
homónima de 1972, con Michael Caine haciendo el papel de Mickey
King, un escritor de novelas de detectives baratas. El afiche
promocional de aquel film decía : Mickey King writes pulp, lives
pulp, very soon could be pulp”. Premonitorio, porque ayer de verdad
todos salimos siendo un poco Pulp.
El show de anoche en el
Luna Park será un hito. Yo recuerdo muy bien la perfección de
Radiohead y la emotividad a flor de piel de los shows de Pearl Jam.
Pero la energía de Pulp solo puede ser comparada a la noche de los
Pixies en ese mismo estadio. En mi caso podría sumar a esta
percepción lo que hizo Jason Pierce con Spiritualized en La
Trastienda, pero allí fue menos masivo, así que me lo reservo. Hice
lo que nunca: salí del show de Pulp y volví en el 4 escuchando
“Different class” en el Ipod; no podía parar. Hoy voy a ver a
Joss Stone, y todavía no sé como carajo voy a hacer para ponerme a
tono.
6 comentarios:
Me pasó lo mismo. Estoy escuchando todos los temas hoy. Es increíble. Siempre como que quedo empalagada después de un show y por unos días no quiero escuchar lo mismo. Pero con este fue totalmente al revés. Y se me pasó tan rápido además! Mientras estaba ahí fantaseaba con que se mandara una onda "Bandas Eternas" jajaja y no te digo 6 horas, pero que colgara un par de horitas más. Increíble. Muy buena la crónica, Hernán, como siempre! Abrazo
No soy un erudito en el "universo Pulp", pero las canciones que me gustan me gustan mucho. Entre ellas está "The trees" (música y letra). ¿No la tocó? ¡Jarvis, devolvé la guita! :-) /// Comparto lo de la decepción por la juntada con Steve Albini, pero no me explayo sobre eso porque tengo algo guardado para mi blog /// Vi el videíto que colgaste en FB: la verdad es que, si no movés la patita (y los bracitos, y le cabecita, y el torsito...) con ese tema, estás...¿ausente?
Muy buena reseña. Something happened last night...
Lo mejor de lo que leí hasta ahora sobre lo que (nos) pasó ayer. Yo también estuve cuatro años con la jodita atragantada, la espera valió la pena. No puedo agregar nada que no hayas dicho mejor y con más gracia.
dato Pulpy Nerd: "Please do not read the lyrics whilst listening to the recordings" es una frase que está en todos los discos (excepto Separations que viene sin las letras) desde 1987, cuando Jarvis no tenía muy en claro qué hacer de su vida.
No soy amigo de la movida Manchesterosa como estos muchachos o los de Oasis, sin embargo considero a This is Hardcore un tema emocionante. Envidio notablemente tu presencia en los shows más importantes querido Hernán, pero el indie me tira, me tira... y a veces me pierdo. Espero que con Joss Stone también escribas algo.
¡Me encantó el dato, little teeth!
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