La última vez que había visto a Catupecu Machu sobre un escenario fue en la presentación de “El número imperfecto” en Obras. Pasó muchísimo tiempo y mucho agua bajo el puente para la banda. Ya en aquel tiempo su crecimiento era más que palpable. No solo en cuanto a popularidad sino en cuanto a calidad. Catupecu era (y sigue siendo) una de las pocas bandas inconformistas de la escena local, que cambia siempre, que nunca se repite, y que jamás se resigna a funcionar con piloto automático. Entre todo lo que pasó desde aquel show, obviamente el accidente de Gabriel Ruiz Diaz fue lo más trascendente. La angustia y las oraciones iniciales, pasaron a que la banda se concentre en un esfuerzo sobrehumano a evaporar con música aquella sombra omnipresente de Gabriel. Apareció “Laberintos…” como una mínima dosis de algo nuevo, pero esperaba ansioso lo nuevo de Catupecu para sentir que la banda había superado esa especie de duelo y había conseguido superar el trance sin perder identidad. “Simetría de Moebius” fue la respuesta perfecta. Un disco oscuro, denso, repleto de matices, y si se trata de buscar referencias solo se lo puede emparentar con “Cuadros dentro de cuadros”, aún forzando un poco las cosas.
Cuando escuché por primera vez “Simetría….” pensé en un disco conceptual. La idea me abandonó, pero la manera ordenada y precisa con la que Catupecu Machu lo presentó anoche me devolvió esa sensación. Porque la primera parte del show estuvo dedicada por completo al nuevo trabajo. Abrieron con “Confusión”, “Piano y RD”, y continuaron con el orden del disco, resignando en parte la sorpresa, pero entregándole a “Simetría de Moebius” un valor adicional. Las canciones en vivo suenan muy potentes, el sonido de la banda es compacto e intenso. Fernando empieza tocando el bajo y solo se desprende de él, para colgarse la guitarra acústica a partir de “Cosas de goces”; de la eléctrica ni noticias. Y en ese tramo, la gente canta las nuevas canciones una por una, aunque sin desbordes. Es cierto que el disco tiene bastante tiempo en la calle, pero no siempre un disco arriesgado consigue conquistar al público con unanimidad. Los fans de Catupecu no parecen asustarse ante las novedades. Y “Simetría…” sigue su recorrido hasta la nueva versión de “Batalla”, de lo mejor que ha hecho Catupecu Machu en cuanto a arreglos en toda su trayectoria. Y con Javier Weintraub en violín, y Roberto Pettinato en saxo, se despacharon con una versión en vivo a la altura de las pretensiones del estudio.
Después de “Batalla” llegó una lógica avalancha de hits. Empezó Fernando a capella con “Cuadro dentro de cuadros”, “Puedes” y “Persiana americana”, con aliento para Gustavo Cerati, consecuencia inevitable por estos días a partir de las noticias que llegan desde Caracas, pero que de parte de Catupecu no puede tomar a nadie por sorpresa. Luego una magnífica sesión de bajo y batería de Fernado y Herrlein, y las canciones más conocidas, que empezaron con “Oxido en el aire” y “Acaba el fin” (comienzo accidentado, porque se dañó una guitarra) de “El número imperfecto”. Las versiones no son idénticas a las originales, especialmente “Entero o a pedazos”. Pasan “Origen extremo”, “Plan B”, “Magia veneno” y queda tiempo para rescatar la versión de “Hechizo” que no venían tocando. Gradualmente Catupecu va recuperando su formato más conocido y a la altura de “Dale” parece una banda absolutamente distinta a la que comenzó el show. Claro que basta con ver rebotar las cabecitas en el campo para comprender que esta observación tiene poco sentido, y que solo se trata de energía rockera arriba y abajo del escenario. Allí sí vuelve a sentirse el aliento para Gabriel y el grito de Dale! es una especie de conjuro contra la fatalidad, que esta vez suma como destinatario nuevamente a Cerati. Luego fue el turno de “A veces vuelvo” y uno de los mejores riffs de la historia del rock de estas tierras, “Y lo que quiero es que pises sin el suelo”, orden que la gente se encarga de cumplir al pie de la letra. Pero como el sinfín de la cinta de Moebius, todo vuelve al principio, y el show cierra con “Abstracto”, el tema encargado de cerrar “Simetría…” y también el show de anoche. Después de más de horas contundentes, Catupecu dejó el escenario dejando en claro que eso de “Dejamos todo atrás / quedamos desenraízados /armarnos será nuevo / de nuevo aquí parados” es a esta altura de su carrera un auténtico y saludable manifiesto.
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