Si había algo innecesario a esta altura de la carrera de Cassandra Wilson era un premio Grammy. Entre otras cosas porque hace años que es una artista consagrada, y por otro lado porque “Loverly”, su disco de 2008, está lejos de ser el punto más alto de su carrera. Pero lo cierto es que los premios a veces suelen cumplir la función de reconocimiento tardío para buena parte del público, y tal vez por ese motivo fue que la primera visita de Cassandra a la Argentina estuvo promocionada utilizando el reciente premio. Por mi parte, guardo entre mis preferidos de Cassandra tres discos fascinantes: “Blue light ‘til down” (primer trabajo para Blue Note, y que terminó por encaminar su carrera), “Traveling Miles” (Homenaje de fin de siglo a Miles Davis), y “Thunderbird” (trabajo de 2006 producido por T-Bone Burnnet, que a pesar de algunas críticas posee un lado blusero que me resulta más que atractivo); y la posibilidad de oirla en vivo me generaba las mayores expectativas. Y tengo que decir que me llevé una sospecha mayúscula. Porque anoche no vi solamente una gran cantante, sino una excelente banda que además incluye una gran cantante. Porque si bien el espectáculo gira en torno a Cassandra, los pasajes instrumentales conviven con los cantados en partes iguales, otorgándole al show un balance perfecto.
Desde el momento en que la apertura queda a cargo de “Caravan”, uno empieza a sospechar que nada puede salir mal. Porque el clásico de Ellington luce en vivo mucho mejor que en la versión del disco, esencialmente gracias a los aportes solistas de los músicos. La banda que acompaña a Cassandra en esta visita está integrada por Herlin Riley en batería, el nigeriano Lekan Babalola en percusión, Reginald Veal en contrabajo, Marvin Sewell en guitarras y Jonathan Batiste en piano; este último en reemplazo de Jason Moran que grabó en “Loverly”. Y son ellos los encargados de respaldar el tono grave de Cassandra Wilson, con arreglos abundantes en sutilezas y buen gusto. El repertorio tiene como sustento el álbum “Loverly” y los clásicos versionados en el mismo: “St. James infirmary” de Irving Mills, “Lover come back to me” de Oscar Hammerstein, y el descomunal “Dust my broom” de Elmore James y Robert Johnson, en donde Marvin Sewell se luce con el slide y Cassandra reivindica sus orígenes en el Mississippi. Precisamente Marvin Sewell y el piano de Jonathan Batiste son los músicos cuyas intervenciones solistas, intensas y deliciosas evitando caer en un virtuosismo que podría resultar exagerado, son las que cosechan los mayores aplausos.
Pero si hubo un momento culminante en la noche del Gran Rex (que mostró algunos claros en la platea) ese fue cuando Marvin Sewell tomó la guitarra acústica y Cassandra Wilson hizo su exquisita versión de “Harvest moon”. Porque desde que lo grabara en “New moon daugther” en el año 1995, Cassandra se ha apropiado de la canción y en cada interpretación parece engrandecer aun más la bella melodía que Neil Young creara en los primeros años de la década del ‘70. El final fue con otro clásico, “`Til there was you”, que supo tener versiones de Chet Atkins, Sonny Rollins y hasta Marvin Gaye, y que decora con perfección la hora y cuarto de show que no hizo más que confirmar cada una de las virtudes de Cassandra Wilson. Hubo un regreso al escenario y la despedida final estuvo a cargo de “Arere”, en donde la banda se luce en un rubro (la fusión) que no había sido abordado en toda la presentación.
Excelente debut de Cassandra Wilson en Buenos Aires, en donde esta noche hará una segunda función, e inmejorable manera para la gente de Tribulaciones de celebrar sus primeros diez años en la producción de espectáculos de alto calibre, y que tendrá como continuidad la actuación de The Bad Plus en Junio, mientras anuncian la cuarta visita de Living Colour para el mes de Noviembre.
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