La de ayer era la noche de un viernes largo, de una
semana más larga aún y que debió haber comenzado con mis oídos cumpliendo la íntima
promesa de escuchar la discografía completa de Romeo Santos, debido a que
Argentina había salido campeón del mundo. Vaya a saber qué tipo de empatía
tenemos con ese tal Göezte, que lo movilizó a evitarme tal oprobio, pero lo
cierto es que ahí andaba yo deambulando por Palermo y sin copa del mundo bajo el
brazo. La cosa es que el cansancio fue
vencido por las muchas ganas que tenía de estar en la presentación de “Other
clouds” el nuevo disco de los reunidos Underdog. Así que lo tiempos cuadraron e
incluso bastante antes de la hora anunciada (24hs) yo ya estaba en la puerta de
The Roxy, acompañado por un puñado de grandulonas que aguardaban la salida de
Valeria Gastaldi, quien había cantado previamente, para robarle un autógrafo o
una foto.
Fiesta Roxtar, auspicio de Ultrabrit magazine, y una
banda que lleva colgada la etiqueta de brit pop presagiaban una noche más que
interesante. Underdog, luego de un par de discos y un show como soporte de
Queen + Paul Rodgers en Velez que les
valió buenas críticas, se había disuelto casi en silencio. O mejor dicho,
multiplicado en los proyectos de Eddy
Caparelli (The Ocean) y Guillermo Stolzing (Moodyman). Esos proyectos nunca caminaron
por separado y eso fue lo que los llevó a tocar nuevamente bajo el nombre madre
el año pasado, cuando una invitación de
la Cancillería los reunió para el Liverpool Sound City. Dieron además unos
cuantos otros shows en las islas,
incluyendo el mítico escenario de The Cavern. Y fue ese proceso el que parió “Other
clouds”, el tercer disco de la banda, que en verdad se trata de un EP de seis
temas.
Yo había tenido oportunidad de escuchar algunos
adelantos subidos a la web, pero me interesaba en particular escuchar en vivo
los nuevos elementos a los cuales aparentemente apelaba Underdog para
expandirse en su alcance sonoro. Y si bien la apertura resultó una bienvenida
con tonalidades conocidas, para “Halt!”, Underdog empezó a mostrar sus nuevas
cartas. Una línea de bajo repetida y pesada que remite a “The national anthem” de
Radiohead, pero también a la propia “Death’s in the party” de “Utopic” (2004).
Para los que conocemos la música de Underdog nada nos llamó la atención en
particular. Las melodías limpias, el dejo melancólico en la voz de Caparelli, y
los crescendos en los climas que propone la guitarra de Stolizing dejan bien en
claro que dentro del amplísimo espectro que abarca la etiqueta del brit pop, el
grupo elige transitar los caminos que remiten a grupos como Travis, Keane, el
Radiohead menos pretencioso y especialmente el primer Coldplay.
Las experiencias por separado hicieron que en algunos
temas nuevos la presencia de la electrónica ocupe un lugar más destacado, pero
Underdog hilvana un show que demuestra que más allá de las búsquedas, mantiene en
absoluto su esencia. Entonces canciones como “Privacy”, “Don’t let me lie” y “Staring
out for my window” conviven con nuevas como la languidez culposa de “Moments” y
una “Other clouds” que suma a esos mismos sentimientos un tono de reproche y
auto afirmación, que tiene su correlato
en una base de dientes apretados. Detrás
de los músicos, el anuncio con el nombre de la banda se deshace para dar lugar
a proyecciones que van desde el cine mudo a un cielo estrellado, y que devienen en líneas inquietas y variables
que parecen salidas de carátulas de un reproductor de música digital.
Hacia el final se destacó una excelente (y muy celebrada)
“Apocalipstick” (de “Privacy” – 2007), y fuera de programa y a pedido de un
fan, una versión acústica de “Circles”, la canción encargada de cerrar “Other
clouds”. Quedó el escenario vacío con algunas programaciones sonando mientras
las luces jugaban con tres bajas columnas que decoraban la puesta. En el
regreso, Underdog cerró con “Yet to come” y la nueva “Fake UR”. A medida que esta
última avanzaba, en mi mente se iba
figurando la genial sátira de Mitch Benn cuando cantó aquello de “Every thing
sounds like Coldplay now”. Porque en este caso la influencia pasa a segundo
plano y el tema resulta un homenaje directo y sin velos. La melodía, los falsetes
del coro y la guitarra hacen de la canción una pista digna de “Parachutes”. Claro,
Mitch Benn vive de la malicia y en mi caso la referencia me provocó apenas una
sonrisa, al tiempo que pensaba lo bien que sonaría “Fake UR” en unas cuantas FM
si los programadores aceptaran la sugerencia de darle una oportunidad. Y si
alguno de ellos pasa por este blog, anímese,
haga la prueba y después me cuenta.
Las consideraciones de las primeras líneas de este
posteo fueron las que me llevaron a abandonar veloz The Roxy y procurar rápido
un taxi hasta mi casa. Incluso si estacionar al borde del colchón estuviera permitido,
lo hubiera solicitado. Eso sí, durante todo el viaje, unas cuantas agridulces melodías
se repitieron en mi mente en continuado, haciendo del regreso un viaje más que
placentero.
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